Entrevista a André Matias

Me interesa atender al fútbol modesto, porque en cuanto a lo que alcanza a los jugadores no es menos profesional en ningún momento.

Lo estamos haciendo intensamente en las últimas semanas en las que Farense o Boavista están acaparando nuestra atención, hoy conversamos con André Matías, jugador de Farense y que nos habla de sueños y de esfuerzo, que cada vez estoy más seguro de que son casi la misma cosa.

Recientemente ha cambiado de categoría al dejar Portimonense por Farense, ¿cómo es el proceso que le lleva a tomar una decisión tan arriesgada?

Me decidí por un ambicioso proyecto, que es el de ayudar a un gigante a recuperar su lugar, que está en las competiciones profesionales.

¿Creen que tienen el objetivo al alcance? 


Cuando se integra un grupo unido, válido, con una dirección que ofrece condicionas óptimas de trabajo y con una hinchada incansable resulta más fácil vencer. Creo que reunimos todas las condiciones necesarias para ascender.

Parece una competición durísima, ¿lo es?

Se trata de una categoría bastante competitiva en la que cualquier equipo puede ganar en cualquier estadio. La mayor dificultad que encontramos es que normalmente nuestros rivales suelen adoptar tácticas defensivas, y se torna muy complicado ganar los tres puntos en disputa. Pero contra esto solamente debemos seguir unidos y luchar con todas nuestras fuerzas.

Además esta competitividad le añade interés... 

Pienso que la razón de esta competividad es en muchos casos la falta de espacio de jugadores en los equipos profesionales, que  terminan jugando en equipos como por ejemplo, Farense.

Después de jugar en equipos importantes como Olhanense, Portimonense o Atlético, ¿qué balance puede hacer de su carrera?

Teniendo en cuenta que todavía no he conseguido parte de lo que busco como profesional hago un balance positivo, por lo que además me siento bastante orgulloso.

A pesar de las adversidades, a veces ajenas a mi profesión, todo lo he conseguido de una manera honesta, con todo mi esfuerzo y dedicación y solamente ha sido posible gracias al apoyo de mi pareja, mi familia y mis amigos, que han estado presentes en todos los momentos.

Como suele decirse, con sangre, sudor y lágrimas es posible llegar lo más alto posible y es la manera en la que pretendo hacer realidad mis sueños.