Es por tanto, un equipo pragmático que ha jugado una primera mitad en la que ha dotado al partido de un ritmo muy bajo,y lo aceleró cuando lo ha necesitado.
Los de Sa Pinto, alineaban un equipo diseñado para llevar la iniciativa del juego, con Carriço como stopper, pero con Matías muy cerca. Izmailov era titular, y de nuevo ha hecho un buen juego, y ha formado pareja en mediapunta con Capel.
El partido comenzó sin ocasiones de peligro, el Sporting controlaba, pero tal dominio era ficticio, ya que era en cierto sentido propiciado, al menos tolerado por un Metalist que se sentía cómodo.
Salvo algunos disparos lejanos de Taison, para los visitantes, las únicas ocasiones de gol, reales, fueron del Sporting, y siempre tras lanzamientos a balón parado de Matías, la más clara en un remate de Wolfswinkel en el minuto 42. Desde luego muy poco bagaje.
El partido cambió en la segunda mitad, desde el primer minuto el ritmo era otro. Tras una buena jugada entre Insúa y Capel, Izmailov hizo el primer gol, corría 51 y la eliminatoria se ponía de cara para los de casa.
Llegaron los mejores minutos del partido, el marcador ya no era rentable para los los del Metalist, y con un buen Rui Patricio que evitó la reacción ex soviética, llegó el segundo de Insúa.
La eliminatoria parecía encarrilada, pero el segundo gol hizo despertar del todo al Metalist, Taison, Devic y Sosa tuvieron sus opciones, pero el portero de la selección portuguesa aguantó la presión hasta casi el final del partido.
Sin embargo, fue precisamente Rui Patricio quien propició que el partido acabara con el marcador de 2-1, ya que cometió penalty sobre Devic, el gol lo hizo Cleiton Xavier.
El Sporting pudo cerrar la eliminatoria, y sin merecerlo, ha visto como encara la vuelta con un marcador muy incómodo, fruto de únicamente 25 minutos de empuje de un equipo visitante que viajó a Lisboa con la intención de obtener un empate a cero y se lleva un marcador casi equivalente.
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